Me levanté de la mesa, recogí mi plato y el vaso, fui a la cocina y lo dejé en el fregadero. Mi madre estaba sentada comiendo, esta le quitaba la cascara a la manzana mientras mi hermana estaba en el sofá sentada con la cabeza a un lado apoyado en el lado izquierdo dormida.
-Lorena, llévala a su habitación para que pueda descansar bien -me dijo mi madre.
-Claro -sonreí hiendo hacia mi hermana- venga vamos a la cama -dije a los bajo para que no se despertase, esta hiso un extraño ruido.
La cogí cómo si fuera una pequeña princesa, la miré. Mi hermana era todo para mí, ella era mi ángel de la guarda, era mi pequeño corazón. Sonreí mirándola, tenía las mejillas rosadas. Subí las escaleras y me dirige a su habitación. Entré, fui hacia la cama quité el edredón, las sabanas y la acosté. La tapé, le di un pequeño beso en la frente, apagué la luz de la mesita de noche y salí del cuarto cerrando la puerta a mis espaldas.
Crucé todo el pasillo hasta llegar a mi habitación, cerré la puerta y me senté en la cama con los pies cruzados, cogí mi móvil. Vi que tenía un mensaje de Paola, lo abrí:
-Lore, ¿Qué tal se me paso mañana por tu casa y vamos juntas al instituto? contéstame para saber. Te quiero, gatita con uñas.
Reí al ver lo de: 'gatita con uñas'. Ella me lo dijo cuando estábamos de acampada, yo le conteste:
-Claro, prefiero ir con alguien antes de ir sola. Te quiero, mi revolucionada y resacona, me voy a dormir :)
Salí de los mensajes, puse el despertador en el móvil, lo apagué y lo dejé encima de la mesa de noche, encendí la luz de la mesita de noche y apagué la luz de la habitación, se veía igualmente bien pero con menos luz. Me levanté de la cama fui al armario, lo abrí cogí un pijama y me lo puse. Cerré el armario, cogí la maleta coloqué los libros que me tocaban mañana y lo puse aun lado de la habitación. Me metí en la cama y me tapé con las mantas. Rápidamente me vino una cosa a la cabeza, si esa cosa era él, el chico creído pero a la vez tan normal... ¿Lo estoy echando de menos? ¡Pero que haces Lorena! Cerré los ojos para no pensar en nada y rápidamente por el cansancio me quedé dormida.
Paola.
Apagué el despertador y me levanté de la cama con una sonrisa en la cama. Me sentía bien, y no se porque es. Fui hacia el armario lo abrí, cogí la ropa y cerré el armario. Me cambié y directamente fui al baño. Me peiné y me hice una coleta alta, me sonreí al espejo, hoy me notaba alegre. Salí del baño y bajé las escaleras, entré en la cocina abrí la nevera y cogí el cartón de leche.
Desayuné rápidamente, me miré el reloj quedaba tiempo para ir a buscar a Lorena. Cogí la chaqueta vaquera del perchero de la entrada y después cogí la maleta, me la coloqué en los hombros y salí de casa, cerré la puerta con llave y me las guardé en la parte de delante de la maleta, dónde estaba el desayuno.
-
Toqué el timbre de la casa de Lorena. Hacia bastante frío, esperaba a que se abriese la puerta con los brazos cruzados acariciándome los brazos para encontrar el calor. La puerta se abrió, Lorena tenía igual que yo una coleta alta.
-¡Me voy! -dijo antes de cerrar la puerta- vamos, que se nos va hacer tarde -miró el reloj- que frió hace.
Por el camino al instituto hablábamos sobre lo del baile de primavera, que nos teníamos que comprar los vestidos ya que la próxima semana de la que viene ahora, se celebrará.
Lorena.
Llegamos al instituto, íbamos a entrar adentro pero la voz de Cristina Brooks hiso que nos girásemos para verla, detrás de ella estaban: Zayn, Louis, Liam, Harry, Lucia y ella Cristina. Yo solo quería ver si estaba Niall, me puse de puntillas, pero no estaba.
Nos saludamos todos, con abrazos y besos en cada mejilla sonrientes. Me preguntaba en dónde estaba aquel creído, ¿volvería hacer el mismo creído? pues no lo sé... Entramos todos al instituto. Las chicas íbamos juntas delante de los chicos, menos Paola que hablaba con Zayn. Los miré un momento, en la mirada de Zayn había algo más o eso me parecía. Dejé de mirarlos y me metí en la misma conversación que mantenía con Cristina y Lucia.
Entramos a clase hablando. Nada mas entrar noté la mirada asesina de Cristina Martínez. La verdad es que no la había echado de menos en la acampada. Me senté en mi sitio al lado de Paola, tocaba Filosofía.
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